Juan
Ruano
(Santa
Cruz de Tenerife, 23 de abril de 1923-15 enero 2004)
Juan Ruano, el pintor del
mar tinerfeño, nacido en el Monturrio (hoy barrio Duggi), centró su probada
sensibilidad y capacidad en cuatro facetas muy importantes para él en la vida;
su familia, el deporte (en concreto el atletismo y el fútbol), la pintura y la
docencia de la educación física.
Romántico empedernido,
amable anfitrión, honesto, sencillo, generoso y un magnífico marinista, entre
otros calificativos, enmarcan algunos aspectos de su personalidad, llena del
vigor y la fuerza de voluntad que heredó de su época de buen atleta.
Juan Ruano siempre se
caracterizó por ser un trabajador constante, ayudado por la música clásica que
siempre envolvía el ambiente en el que desarrollaba su trabajo. Todos los días
pintaba, muchas horas, inspirándose en el cúmulo de recuerdos de las playas y
calas de la Isla que visitó a lo largo de muchas décadas, junto a su fiel perro
Peter.
Durante los últimos doce
años Juan Ruano se dedicó a investigar y experimentar diferentes colores que
definieron cada una de las series de marinas presentadas en Navidad, esmeralda,
gris, púrpura, plata, dorada... Aquellas tonalidades definían la paleta que iba
a utilizar en sus creaciones, casi siempre escenas de la costa, en estado
salvaje, sin "notarse" la irrupción de la mano del hombre. Él siempre
evitaba la presencia humana en sus marinas, salvo raras excepciones en las que
incluía una barca varada en la playa. También pintó escenas nocturnas y de alta
mar, además de amaneceres y atardeceres, con su peculiar luz, la réplica de las
nubes en el mar, la transparencia del agua que acaricia la arena y las rocas de
la costa, el movimiento de las olas, su clímax.
Él se declaraba defensor a
ultranza del medio ambiente, de la costa tinerfeña que conoció y disfrutó,
recuerdos de los que quería hacer partícipe a los demás a través de sus
pinturas. También era una persona amante de las tradiciones canarias y del
paisaje canario, como las romerías, que pintó repletas de personajes, además de
ser profundamente religioso, motivo por el que dedicó algunos de sus cuadros al
Cristo de La Laguna, depositado en la Basílica de Candelaria, o los últimos que
consagró al Hermano Pedro, a Judas Tadeo y a Sor María de Jesús.
Ruano fue el autor del
diseño de la escultura del Chicharro que robaron y destrozaron hace varios años
en Tenerife.
Gran artista enamorado de la grandeza del mar, que intentó plasmaron con gran humildad
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