Las Palmas de Gran Canaria, 17 de enero de
1926-Madrid, 14 de
agosto de 1972)
Pintor
y grabador español
del siglo XX
y cofundador del Grupo El Paso en 1957, en sus inicios pintó
paisajes, cuadros de figuras y autorretratos cuyo estilo recuerda a los de Van Gogh.
Desde 1949
se dedica a la pintura abstracta. Realizaba sus obras con sacos
agujereados, tela de arpillera y cuerdas en las que pegaba objetos sacados de
la basura. Los materiales citados eran luego cubiertos con capas chorreantes de
pintura
1957,
año crucial en el arte contemporáneo español, supone varios hechos relevantes
en la obra de Manolo Millares: inicia sus obras, por lo general con título
numerado, sobre arpillera y, por otro lado, es el año de creación del Grupo El Paso,
en el que la presencia de Millares, desde sus primeros manifiestos, es
fundamental. Aparece la monografía de Vicente Aguilera Cerni, publicada por “El
Paso”, dedicada a Millares. Este año expone en el Ateneo de
Madrid. A la par, diez de sus obras son presentadas, junto a
esculturas de Jorge Oteiza, en la “IV Bienal do Museu de Arte
Moderna”, celebrada en el Museu de Arte Moderna de São Paulo,
entre septiembre y diciembre de 1957. El MOMA de Nueva York
adquiere en dicha Bienal el “Cuadro 9” (1957).
Las
exposiciones de Manolo Millares en la década de los sesenta se suceden. Entre
otras destacan las celebradas en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires
en 1964 y en el Museu de Arte Moderna de Rio de
Janeiro un año después. En España, durante la década de los sesenta,
y hasta su fallecimiento en 1972, su obra se pudo ver, entre 1960 y 1973 en
Madrid (1962, 1963, 1967 y 1970), Santander (1967), Sevilla
(1968) y Valencia (1970).
En
la obra de Millares pueden distinguirse dos grandes épocas: la primera abarca
desde el comienzo de su trabajo hasta 1955 y la segunda, se inicia ese año y
concluye con su muerte. El cambio fundamental se produce en torno a la
utilización de la arpillera, en 1955:
Primera etapa:
Las
obras más importantes de la primera etapa son las pictografías canarias. Son el
resultado de su interés por el Surrealismo y por el mundo de la arqueología,
por las raíces profundas de las culturas desaparecidas y por el pasado guanche
de los habitantes de la isla. Se servirá de los dibujos geométricos de los
aborígenes de Gran Canaria y de los signos rupestres del
Barranco de Balos.
Segunda etapa:
Millares
empieza a utilizar las arpilleras, aquí son todavía un elemento que añade a la
superficie del cuadro junto con otros materiales como arena, cerámica o madera.
La arpillera es una evocación de las telas con las que se envolvían las momias
guanches, descubiertas por el pintor en el Museo Canario.
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